Introducción:
África es el continente más rico, y a la vez el más pobre. Cuenta con yacimientos de minerales codiciados en el mundo entero, y sin embargo es el continente con los índices de pobreza más altos a nivel mundial.
Entre cinco países de África (Sudáfrica, Nambia, Angola, Zambia y el Congo) controlan él: 75% de la producción mundial de diamantes, 70% de la de oro y cobalto, 50% de la de vanadio, 46% de la de platino, 36% de la de cromo, 30% de la de manganeso y el 20% del cobre. Sin embargo la situación de estos países no resulta coherente con las cifras antes mencionadas. En Sudáfrica (país que concentra los principales yacimientos de uranio del mundo) 3 de cada 5 personas viven bajo el índice de la pobreza; cada 26 segundos una mujer es violada, y cuenta, además, con una de las tasas de SIDA más altas a nivel mundial. En Namibia la situación no es muy diferente; dado que el 34,9% de la población vive con menos de un dólar por día; mientras que el 55% lo hace con dos dólares o más.
Angola no es un país ajeno a esta situación, ya que cuenta con una tasa de analfabetismo del 45% en las mujeres y del 17% en los hombres; una renta per cápita de U$430, y la esperanza de vida es de 47 años; a todo esto se le suma la mortandad infantil que asciende a 182%. Tampoco escapan a esta realidad Zambia ( es el país con más pobres del mundo: 86%) y el Congo (cuenta con un ingreso anual per cápita de U$110, uno de los más bajos del mundo).
ES el visible y notorio contraste entre las primeras cifras (correspondientes a la riqueza mineral) y las últimas (que aluden a la pobreza de los habitantes), lo que cautivó y actuó como disparador para la pregunta base de mi investigación: ¿cuál es la incidencia de las multinacionales en la pobreza de África? ; pegunta que intentaré responder a lo largo de esta monografía.
Marco teórico:
La historia de África no ha sido conocida por el resto del mundo; en especial por la cultura occidental, que la malinterpretó y subestimo luego de haber conquistado casi todo el continente y sometido a la mayoría de sus pobladores. Para el mundo occidental la historia de África comienza luego de la colonización, tanto así que en la mayoría de los programas de estudio no figura como tema. Pero esto ya es moneda corriente, dado que contamos con una historia demasiado “occidentalista” olvidando y relegando las maravillas de África y Asia, estudiando solamente los trozos de la historia en los que ha intervenido el mundo occidental.
Esta mala interpretación de la historia de África, no puede tomarse como inocente, accidental o ignorante, dado que tiene su razón principal en el etnocentrismo [1] europeo, derivado de, entre otras muchas cosas, el principio de superioridad racial, el cual sirvió como escusa para el imperialismo y que deriva sin duda del miedo a ser superados, física e intelectualmente por otra cultura, es precisamente a causa de esto que adoptan su genial estrategia: colonizar, someter, esclavizar; impidiendo así cualquier grado de desarrollo y destruyendo todo lo logrado por los nativos africanos.
Entre otras cosas, se afirmaba que no había existido escritura antes de la llegada de los europeos, y que además reinaba el caos y el estancamiento en todos los órdenes. Es recién en nuestro siglo que comienza a estudiarse rigurosamente la historia de África, principalmente por historiadores del propio continente. Es por esto que aún persisten mitos acerca de la ignorancia e inferioridad de la raza negra frente a la europea; llevará muchos años desterrar completamente dichos mitos del inconsciente colectivo, dado que aunque no se enseñen permanecen ahí, en las entrañas de una sociedad racista que intenta, poco a poco, cambiar o al menos aparentar un cambio.
Al contrario de las creencias populares, muchos pueblos africanos poseían un gran desarrollo económico y cultural a comienzos de la Época Moderna[2]; habiendo conformado reinos organizados y centralizados, los cuales poseían importantes vinculaciones internas y con los países islámicos. Fue gracias a esto que lograron resistir la influencia europea durante toda la Época Moderna.
El desarrollo económico y tecnológico de Europa en los tiempos modernos determinó su afán de expansión, el cual se materializó en el domino de extensas zonas del mundo.
Fueron los portugueses los primeros en establecer colonias y factorías en las costas africanas, en los siglos XV y XVI. Allí se abastecían de diamantes, y oro, pero principalmente de hombres, los cuales eran cazados como bestias.
Posteriormente fueron los ingleses y holandeses, quienes se beneficiaron con el tráfico de seres humanos. Es por esto que se comienza a producir una despoblación del continente a causa de que la mayoría de los capturados eran hombres y mujeres jóvenes, lo que produjo la disminución en las posibilidades de crecimiento demográfico y de disponibilidad de mano de obra. A esto se le suma que al cambiar esclavos por productos manufacturados, se produjo también un estancamiento productivo en la región de África.
Es por esto que, como este mundo se maneja siempre con los opuestos, para que alguien crezca otro tiene que pagar las consecuencias. Y así mientras Europa se enriquecía con las colonias, África se empobrecía y sus pobladores eran tratados como animales. ¿Qué tan lejos nos pueden llevar las ansias de poder? ¿Cuánto o a cuántos estamos dispuestos a sacrificar por nuestro beneficio? Lamentablemente estas preguntas no tienen, aún, respuesta, y es que el ser humano, parece todavía no haber llegado a su límite y sigue sorprendiendo cada día con un nuevo acto, que hace nos hace dudar si realmente somos dignos de auto-clasificarnos como humanos. Cuando estas preguntas tengan, por fin una respuesta habremos alcanzado nuestro límite… Sólo espero que no sea demasiado tarde.
Cada vez que un ciudadano de la Unión Europea tira la cadena del inodoro, gasta el equivalente a toda el agua de la cual dispone una familia africana compuesta de 5 miembros para todo un día.
En África, existen dos clases sociales: la que sobrevive en la pobreza y la que se hunde en la miseria. Dentro de estas dos clases existen 11 millones de huérfanos de padre, madre o ambos, a causa de la pandemia del sida. A modo de ejemplo en Botsuana (una de las regiones preferidas por el turismo) el 45% de la está infectada con el VIH, y en Kenia, a orillas del lago Victoria (uno de los lagos más hermosos del planeta) la gente agoniza con una combinación de sida y malaria.
Angola, país azotado por guerras coloniales y civiles y dónde existen enterradas más minas anti-personas que habitantes, es uno de los principales exportadores de petróleo a nivel mundial y sin embargo tiene una deuda externa que supera los 10.000 millones de dólares.
La esperanza de vida en África alcanza apenas los 46 años; mientras que en países de la Unión Europea es de 79 años.
África es rica en pobres, en enfermedades y pestes, en huérfanos y hambrientos; pero también es rica en oro, diamantes, petróleo y minerales. ¿Cómo puede darse está paradoja?
Las multinacionales y su incidencia en la pobreza africana:
En África existen infinidad de empresas multinacionales, así como muchas otras que no están instaladas formalmente pero de igual forma, obtienen ganancias sustanciales. Dada la cantidad de multinacionales, en este trabajo hemos decidido estudiar su incidencia por ramo y no por empresa en particular.
Industria farmacológica:
En un primer punto, vamos a centrarnos en la industria farmacológica; la cual tiene instalados grandes centros de investigación en África; entre las compañías más populares, figuran Bayer y Pfizer. Esta industria, es una de las más redituables, generando, por cada dólar que se invierte mil de ganancia en el mercado. La pregunta es dónde realizan la mayoría de las pruebas, la respuesta: simple en África; un continente olvidado, con pobladores totalmente desprotegidos por las autoridades nacionales e internacionales.
Actualmente la empresa Pfizer enfrenta un juicio por realizar pruebas sobre niños africanos en el año 1996; se trataba del medicamento Trovan contra la meningitis. Como resultado de estos experimentos, muchos niños murieron, y otros tantos resultaron con secuelas graves tales como ceguera, sordera, parálisis y lesiones cerebrales.
Pero este no es un caso aislado, Bayer, se enteró recientemente que el medicamento Factor VIII estaba infectado con el virus del SIDA; inmediatamente lo retiró del mercado estadounidense y comenzó a comercializarlo en América Latina y África.
Constantemente están surgiendo nuevas enfermedades; y por lo tanto constantemente se necesitan nuevos medicamentos, sin contar aquellas enfermedades para las que aún no existe cura. Si se necesitan nuevos medicamentos, se necesita experimentar en individuos, y que mejor lugar para hacerlo que África, dado que cuenta con un gran número de personas y la mayoría enfermos; entre los que se encuentra el mayor índice de infectados de SIDA del mundo. Además, los africanos no cuentan con los recursos necesarios para sobrevivir, mucho menos para hacer frente a compañías farmacológicas; que prueban sus productos bajo el velo de la donación y la solidaridad. La mayoría de las veces, infectan primero a la población, y luego “donan” los medicamentos necesarios para su “cura”; aunque en otros casos, les “pagan” (pagar es un decir) a los adultos responsables para poder experimentar en niños, estos últimos casos son aún mas macabros que los primeros, dado que se amparan en la legalidad y se aprovechan de la necesidad, desesperación e ignorancia de muchas familias. Existe una película, El jardinero fiel, la cual está basada en una historia real, y narra como las compañías farmacéuticas prueban sus medicamentos nuevos en África.
Extracción de diamantes y otros minerales:
Es sabido que la industria de los diamantes es otra de las más redituables del mundo a causa del alto costo de este mineral, el cual está dado por su escasez.
Y es que ¿a quién no le gustaría lucir un diamante en su cuello? Los diamantes son hermosos, brillantes y perfectos, siempre y cuando no estén manchados con sangre. Efectivamente ese es el adjetivo que se usa para designar a la mayoría de los diamantes extraídos de África, diamantes de sangre o de guerra. Son considerados así los diamantes extraídos por personas que se encuentran en régimen de esclavitud, y que sean exportados de manera clandestina. Quienes manejan la extracción de diamantes en África son grupos de rebeldes y paramilitares, que comercializan con los mismos. Recientemente se aprobó la obligatoriedad de entregar, junto con la compra del diamante, un certificado que acredite su procedencia. Pero hecha la ley, hecha la trampa, lo que se hace es pasar la frontera del país del que se extraen y hacer como si se importaran de otro país vecino, limpiando de esta forma, al menos a los ojos de quien quiere ser engañado, la sangre que los mancha. Cabe destacar también que, la cantidad de diamantes existentes en África es tal, que si todos llegaran al mercado se desvalorizarían pasando a constar menos que el plomo; es por esto que la extracción de diamantes es continua; las corporaciones extraen la mayor cantidad de diamantes posibles, y los almacenan en bóvedas, dosificando así su salida al mercado, y conservando su alto precio.
Por otro lado, en África está el 80% de los yacimientos de coltan, un mineral imprescindible para la fabricación de teléfonos celulares; cámaras de fotos, pantallas de plasma, satélites artificiales, armas teledirigidas, entre otros.
Estos yacimientos se encuentran en el Congo, país que se encuentra en guerra desde 1998 la cual ha dejado hasta el momento un saldo de 5 millones de muertos. Dicha guerra, está íntimamente relacionada con la extracción de este mineral; dado que el clima de caos hizo que las Naciones Unidas designara al Ejército Patriótico Ruandés para controlar la extracción de este mineral, el mismo luego lo traslada a su territorio y por último lo exporta a EE.UU., Alemania, China y Bélgica. A causa de este accionar beneficioso para las potencias, Ruanda ha visto cancelada su deuda externa, y considerado como modelo de desarrollo para la región. Una vez exportado y trasladado a China (principal fabricante de teléfonos celulares del mundo), muchas multinacionales, tales como Nokia y Motorola, contratan a empresas locales para la fabricación de sus productos (los cuales necesitan del Coltan) a sabiendas de que el Coltan que utilizarán fue extraído de África.
Entre las principales empresas que comercian con el Coltan se encuentra la American Mineral Fields, empresa en la que el padre del ex presidente George W. Bush tiene importantes intereses financieros.
Industria Armamentista:
Muchos de los minerales que se utilizan para la fabricación de armas se encuentran en África. Pero el alcance siniestro de los intereses de estas compañías va mucho más allá de la simple fabricación. África es un continente con conflictos constantes y largas guerras civiles; lo cual lo sume en la pobreza, y la pobreza lo sume en la ignorancia. Pero quién gana con todas estas guerras: las compañías armamentistas; en un primer lugar por vender sus armas a los civiles, en un segundo por venderlas al gobierno o grupos paramilitares que las combaten; y en un tercer lugar por venderlas a las fuerzas de paz de la O.N.U.; y en algunos casos a los ejércitos de algún país que decida intervenir en el conflicto.
Así es que la guerra es un negocio triplemente redituable, lo que hace de África una mina de oro, en el sentido literal y figurativo.
Conclusión:
La pobreza en África, es un negocio altamente redituable para todas las multinacionales del mundo, desde la Coca Cola, la cual encuentra un amplio mercado hasta la industria armamentista, la cual se beneficia del clima caótico que viven los africanos; pasando por la industria farmacológica que encuentra en este continente un gran laboratorio lleno de víctimas en las cuales experimentar; y sin olvidar la industria de extracción de minerales.
En resumen todo se conecta, la extracción de minerales (de forma ilegal) es posible debido a las constantes guerras civiles, las cuales son un negocio para la industria armamentista, que a su vez provee de armas a los que controlan la extracción de dichos minerales; es decir que ambas industrias se retroalimentan: para extraer diamantes preciso un clima de guerra, y para un clima de guerra, entre otras cosas preciso extraer diamantes; ya que los mismos financiarán a los grupos rebeldes y a los paramilitares. A su vez todas estas guerras favorecen la propagación de enfermedades, dado que hacen imposible su control a causa de que no se pueden elaborar políticas sanitarias y de prevención cuando se está en constante conflicto interno; esto favorece a las empresas farmacológicas dejándoles el campo libre para la experimentación.
África es un continente rico, y pobre a la vez, pero su pobreza, deriva de los intereses económicos de las grandes empresas; para las cuales es un gran negocio mantener pobre a África. Se comenzó, en el siglo XIX, a esclavizarlos, y hoy en día, aunque utilizando eufemismos, se sigue haciendo exactamente lo mismo. Como decía el slogan del festival de rock previo a la cumbre del G-8 en España: “África no necesita caridad, lo que 704 millones de africanos necesitan es Justicia”.
Jazmín Emet
Bibliografía:
El País de Madrid, edición de los jueves, 6 de junio del 2010
“Informe sobre el desarrollo humano” P.N.U.D
Ramón Lobo, “África las cifras del horror”, El país de Madrid, 10/07/2005
Pilar Corral, Beatriz Mestoy, Alfredo Decia, Lydia Di Lorenzo, “Historia IV: el mundo actual”, Ed. Santillana, 1999, Montevideo
Hernán Zin, “El suburbio del mundo”, Revista Rolling Stones, Julio 2009
[1] Tendencia a juzgar una cultura desde los parámetros de la propia.
[2] Edad Moderna: Históricamente se conoce como una de las etapas en la que se divide tradicionalmente la historia, extendiéndose desde la toma de Constantinopla por los turcos en el año 1453 hasta el inicio de la Revolución Francesa en el año 1789.
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